Los programas escolares han sufrido muchos cambios a partir de la reforma educativa, lo que los niños aprenden en los centros escolares responde a las exigencias del mundo actual, cuya realidad es completamente diferente a la que vivimos durante nuestra infancia los adultos de hoy.
Si fuimos formados bajo otra óptica ¿Cómo apoyar a nuestros hijos en sus tareas y trabajo escolar? Para ello, vale la pena reflexionar sobre el esquema bajo el cual nos enseñaron a nosotros.
En nuestra época el profesor era el encargado de exponer la clase mientras el grupo tomaba notas, lo importante era adquirir conocimientos y conceptos de los cuales derivaban ejercicios que el alumno tenía que resolver y comprobar que dominaba los contenidos a través de un examen, es decir, se privilegiaba el aprendizaje memorístico.
Hoy esta situación está cambiando ya que la enseñanza se centra en el alumno y no en el profesor, se busca que desde edades muy tempranas los niños investiguen sobre los contenidos y que se construya un punto de vista grupal mediante trabajo colaborativo. Lo importante es saber encontrar la información, discriminarla y aplicarla en lugar de memorizarla para resolver con éxito un examen. Se busca que los alumnos sean capaces de resolver problemas de la vida real con esta información y que la manejen con ética. Por lo tanto, el desarrollo de las actitudes y valores adquiere peso.
Las nuevas generaciones tienen acceso a la información con sólo un clic, no necesitan de un maestro que le dicte definiciones, ante este nuevo contexto educativo el apoyo de los padres va encaminado a lo que se le llama en los programas educativos de la SEP Competencias para la vida que son las siguientes:
- Competencias para el aprendizaje permanente.
- Competencias para el manejo de la información.
- Competencias para el manejo de situaciones.
- Competencias para la convivencia.
- Competencias para la vida en sociedad.
El marco común que tienen todas estas competencias es su dimensión ética.
Como sabemos las actitudes y valores se adquieren en el seno familiar en los primeros años de desarrollo de los infantes. Por ello, el ambiente en el que se desenvuelven los alumnos en el hogar apoyará en la adquisición de estas competencias si existen situaciones que lo favorezcan como por ejemplo:
- La lectura como práctica cotidiana en casa donde padres e hijos conversan de manera natural sobre lo leído e intercambian puntos de vista.
- Un círculo familiar donde los padres valoren las preguntas e intereses de sus hijos y los acompañen para encontrar respuestas a sus dudas.
- Guiar a que los chicos a que analicen las situaciones para que tomen sus propias decisiones, asuman los riesgos y las consecuencias de las mismas.
- Acceso a diferentes círculos culturales y sociales donde los niños convivan con personas diferentes a ellos y reconozcan el valor de la diversidad.
- Participación y concientización sobre los diferentes problemas sociales y culturales que aquejan a su país.
Definitivamente los padres de familia riegan las semillas de la inquietud natural de los niños a través de las experiencias educativas que se dan en casa. Cada experiencia es única e irrepetible, pero es un hecho que constituye el cimiento sobre el que se construirán todos los aprendizajes posteriores.
De ahí la importancia de aprovechar los sucesos del diario vivir para que los niños vivencien, a través de la interacción con sus padres, estos valores y actitudes.
Fuente: https://www.santillana.com.mx/articulos/70
Bibliografía
basica.sep.gob.mx/ACUERDO%20592web.pdf
www.redalyc.org/articulo.oa?id=217024398004